Quieres cambiar tu vida, cambia tus pensamientos
Conocí a Raúl en un seminario, tres años después de haber sido liberado de un secuestro. Sus captores lo habían encerrado en un armario durante seis meses amarrado con cadenas. Me hablaba con un entusiasmo pleno de ilusiones y de afecto, parecía feliz a pesar de haber soportado una experiencia tan dolorosa y destructiva. - ¿No sientes rabia o rencor contra tus captores? -le pregunté abiertamente-. Me miró, se frotó la cara con las manos y su rostro se ensombreció por un instante. - Recién salí, -respondió con firmeza-, no fue fácil. Mi desesperación y mis rencores eran mi peor tortura, pero un día decidí que ya no quería cargar más las cadenas. - ¿A qué te refieres? -dije intrigado-. - Yo estuve secuestrado con otra persona, -replicó-, nos liberaron al mismo tiempo. Después me la encontré, rabiosa y amargada, sólo hablaba de su pasado, del daño irreversible que le habían causado, de lo crueles que habían sido, de lo feliz que se sentiría el día en el que se hiciera j...